Autor: Hugo Ascacíbar
Change Manager at Grupo Santander, PMP®
Hace unas semanas asistí a la brillante conferencia del Dr. Mario Alonso Puig “Quien tiene voluntad, encuentra un camino” acerca de la gestión de las emociones y su impacto en la forma que vemos la realidad, en nuestro comportamiento y el de las organizaciones dentro de la Semana del Santander.
Uno de los mensajes más potentes de la presentación es como el ego, la imprudencia y la estupidez humanas pueden condicionar el comportamiento provocando el hundimiento del Titanic o el ocaso de las organizaciones.
Las organizaciones gestionadas desde la amígdala, es decir aquellas cuyos miembros fomentan las relaciones humanas basadas en el miedo, la desconfianza y la rivalidad acaban generando un clima laboral que acaba produciendo el popular efecto de desafección emocional, lamentablemente tan común en grandes organizaciones.
Una dirección que genere entusiasmo, que fomente comportamientos como la confianza, el respeto, la cooperación, y valore y reconozca la contribución de todas las personas al resultado, será capaz, liderando desde el ejemplo personal, de generar entusiasmo, sentimiento y orgullo de pertenencia, y despertar la creatividad e ilusión de sus empleados para afrontar con éxito los desafios del presente sentando unas bases sólidas para el futuro.
Cada uno desde su posición puede liderarse a sí mismo y producir un pequeño cambio en su entorno, disfrutando de lo que hace, cooperando con los demás, desarrollando relaciones de confianza, superando las habituales bandos o clanes creados por aquellos que entienden la gestión como un medio de servirse a sí mismos, en lugar de un verdadero liderazgo de servicio a los demás.
Todos tenemos, hemos tenido o tendremos jefes que gestionan desde la amígdala, que intentarán hacer que te sientas pequeño, que tu esfuerzo no vale nada e intentarán robarte tu ilusión y optimismo.
En esos casos mi recomendación es que en primer lugar tengas claro cuál es tu lugar. Cuando uno está en su sitio, y pone las cosas en orden (familia, pareja, amigos) entiende que el trabajo es un medio, no un fin en sí mismo, y se da cuenta que al posicionarse en “su sitio” adquiere la fuerza necesaria para abordar las adversidades.
En segundo lugar toma distancia de los vampiros emocionales, personas que intentarán robarte tu ilusión, tu entusiasmo. Desde tu posición, adquieres la fuerza necesaria para rechazar a quien fomenta el miedo, conseguir la valentía necesaria para negarte a ese chantaje, con la satisfacción de ser coherente con tu humanidad, la búsqueda de tu felicidad.
Por último, sobre todo no te rindas jamás en competir contigo mismo sacando la mejor versión de ti, superándote, conociéndote mejor, sirviendo a los demás, disfrutando siempre del camino recorrido, siendo fuente de inspiración para otros, e inspirándote y aprendiendo de los demás mirando siempre su mejor versión, transformando tu entorno y haciendo de tu organización un mejor lugar para trabajar.
El viaje es apasionante y merece la pena vivirlo. ¡¡¡¡Te ánimo a ello!!!!