Imaginemos la siguiente escena: Un Director de Proyectos coincide con su patrocinador en el ascensor:
-Patrocinador: ¡Hombre, ya tenía yo ganas de verte! ¿Cómo va mi proyecto?
-Director de Proyectos: Pues, así, así... Resulta que Pepe se va de la empresa y nos deja un poco colgados...
-Patrocinador: ¿Quién es Pepe?
-Director de Proyectos: Nuestro experto en base de datos, creía que le conocías. No sé qué vamos a hacer sin él…
-Patrocinador: Entonces, ¿le tengo que decir al cliente que hay un retraso?
-Director de Proyectos: Estaría bien, sí.
-Patrocinador: ¿Cuánto tiempo? ¿Qué acciones vamos a tomar? ¿Cuánto nos va a costar? ¿Por qué no había un reemplazo?
-Director de Proyectos: Es que no damos abasto con las nuevas peticiones. Día sí, día también, nos cambian los requisitos.
-Patrocinador: Eso no puede ser, no podemos decirle a todo que sí, es un fixed price. Iré a verle mañana. Dame el registro de cambios, el registro de riesgos y el estimate to complete.
-Director de Proyectos: Ejem..., bueno... yo me quedo en este piso. Luego, si eso, ya te pongo un mail...
Como es de esperar, el patrocinador no recibirá ese mail esta tarde, habrá que atender otras peticiones urgentes. ¿Qué pensará este patrocinador de este Director de Proyectos? ¿Le verá como un Director de Proyectos eficaz? ¿Qué dirá cuando le pidan opinión para su evaluación anual? ¿Y si el Director General hubiera coincidido también en el mismo ascensor?
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