Si usted es un profesional del project management, lo más probable es que trabaje para una organización dirigiendo proyectos la mayor parte de su tiempo. Su inquietud por mejorar en la práctica de la profesión le ha llevado a tomar algunos cursos que ofrece el departamento de recursos humanos. Usted mismo se ha ofrecido para dar algunos cursos a sus compañeros dentro de su organización, sobre la base de su experiencia. Impartir cursos le parece una actividad muy beneficiosa, entre otras razones, porque se ha dado cuenta de que al transmitir sus conocimientos en project management, así los afianza todavía más. Algunas veces también contribuye dentro de su organización a mejorar la madurez en project management, o a solucionar algún problema puntual que le hace investigar sobre herramientas, estándares, prácticas del sector, lecciones aprendidas de otros colegas, etc. Sin darse cuenta, usted ya no es solo project manager: se ha convertido en profesor y en consultor.
El mercado demanda este tipo de perfiles, no solo dentro de su organización. Además, a su organización también le conviene que usted imparta clases y realice consultorías para terceros. Sus jefes saben que así adquiere más conocimientos que en los cursos que se ofrecen a los empleados, por tanto le permiten que desarrolle esta actividad en su tiempo libre. Usted gana un dinero extra y además crece profesionalmente, ¿qué más se puede pedir? Sus progresos se hacen visibles ante sus jefes: cada vez termina más proyectos en plazo, en presupuesto y con los niveles de calidad exigidos por los clientes. Cada vez que imparte un curso dentro de su empresa obtiene mejores calificaciones. Cada vez es más valorada su opinión experta sobre procesos, métodos, herramientas, etc.
Para impartir clases, usted ha contactado con una empresa de formación. Le han hecho firmar un contrato para proteger la confidencialidad. En ninguna cláusula le garantizan un precio o un volumen. Cuando esta empresa capta alumnos, algunas veces le llaman a usted y otras veces no (hay muchos colegas en su misma situación).
Le hacen participar en la actividad comercial y algunas veces debe adaptar los materiales a las necesidades del cliente. En los cursos abiertos le obligan a bloquearse la agenda, pero muchas veces se suspenden los cursos por falta de alumnos. Cuando el curso tiene lugar, usted carga con todo el peso de la impartición. No le gusta pensar en la retribución que recibe a cambio (sospecha que le pagan entre un 15-30% de la facturación?) prefiere pensar en lo mucho que aprende y crece profesionalmente por el hecho de impartir clases de project management.
Se desanimó especialmente con un curso salió mal. Las encuestas de evaluación de los alumnos le puntuaron muy bajo. La retroalimentación no fue constructiva, más bien todo lo contrario. ¿Cómo saber qué mejorar en la siguiente ocasión? La empresa de formación le explicó que no podían pagarle, pues tenían que repetir ese curso con otro instructor. Usted se esforzó mucho a cambio de nada. No le parece un trato justo.
Recientemente le han llamado de la empresa de formación. Le han ofrecido impartir un curso los viernes por la tarde y los sábados por la mañana, para 15 alumnos en otra ciudad. Le pagan 60€ la hora, más transporte, alojamiento y dietas. Usted prefirió pasar ese tiempo con su familia y se inventó cualquier excusa...
Cuando decidió crecer profesionalmente como consultor, la experiencia no fue mejor. La empresa de consultoría con la que colaboró le hizo trabajar intensamente: se trataba de resolver el típico problema de una organización que había crecido mucho y tenía más proyectos de los que podía gestionar con los antiguos métodos. En contra de su juicio experto, se decidió resolver el problema implantando directamente una herramienta de gestión de proyectos.
La empresa de consultoría también tenía más proyectos de los que podía gestionar, usted también podría haber colaborado en la dirección de alguno de ellos, sin embargo para esto nunca le llamaron...
A mi juicio, estas ineficiencias que se observan en este sector en alza de la dirección de proyectos perjudican seriamente a la profesión. El control que ejercen los actores desanima a los directores de proyectos a retornar su conocimiento y experiencia a otros profesionales (siempre se puede contribuir en los foros de voluntariado, pero el estímulo no es igual si no hay remuneración). El resultado es que los alumnos no tienen acceso a los mejores profesores, los patrocinadores no tienen acceso a los mejores directores de proyectos, y las organizaciones no tienen acceso a los mejores consultores.
¿Esto debe ser así? Me interesa mucho su opinión. Yo pienso que estos problemas tienen solución. En el siguiente post explicaré la solución que se nos ha ocurrido desde PMPeople, pero ¿qué opinan ustedes?
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