- Deficiente gestión de los riesgos
- Deficiente gestión de los costes
- Deficiente gestión de los interesados (cliente, equipo, subcontratistas, etc.)
Sin embargo, la gran mayoría de Directores de Proyecto proceden del ámbito del dominio técnico: Como son buenos técnicamente, se presupone que pueden liderar equipos y proyectos (efecto “halo”).
Ponerse “la gorra de gestor” de proyectos no es fácil. Piense en el mejor Director de Proyectos que conozca. Sí, ese que termina siempre sus proyectos en plazo y por debajo del presupuesto, por el que se pelean los jefes, para el que todos quieren trabajar, el que sabe anticiparse a los problemas (rara vez pulsa el botón de “crisis”), a quien los clientes adoran. ¿Dónde cree que lo aprendió todo? No en los libros. Como toda disciplina compleja, la gestión de proyectos se aprende practicando.
Es este un aprendizaje continuo, cada nuevo proyecto es un desafío, y las verdaderas lecciones son los errores cometidos.